¡Qué año!
No paramos de repetirnos lo de "¿quién nos hubiera dicho hace unos meses que estaríamos así?". Pero oye, a los cambios, ¡buena cara! y a la pandemia ¡mascarilla! 😷
No las teníamos todas con hacer vacaciones este año. Intentamos ser responsables pero necesitábamos un break. Tras muchos meses de intenso tele-trabajo, confinamiento y estar alejados de la familia, queríamos cuidarnos un poco y darnos un respiro, así que aquí estamos, en ¡MALLORCA!
Las Baleares son casa para nosotros. Llevamos años disfrutando del Gin Xoriguer de Menorca, relajándonos en la parte rural de Ibiza, pisando las maravillosas calas de Formentera y navegando por Mallorca.
Lo que nos gusta más de Mallorca es su versatilidad, es suficientemente grande como para tener montaña y ciudades y a la vez no pierde el encanto de ser una isla, con su calma y sus rincones escondidos.
Puedes llegar en avión, evidentemente, pero también en barco desde Barcelona o Denia. Nosotros este año optamos por la Balearia, y fue un acierto poder estar en cubierta tomando el sol tranquilamente manteniendo las distancias y tener nuestra cabina para descansar.
Si hace buen tiempo, no hay duda, acércate a la playa.
Hay preciosas playas como Colonia de Sant Jordi, muy fácil de acceder con arena blanca y un buen chiringuito ;)
Si por lo contrario prefieres la tranquilidad y no te importa estar en calas de piedras, te recomendamos Ca na Clara. Menos gente, eso sí, cálzate, se accede caminando desde Betlem.
Hablando de versatilidad. Uno de nuestros lugares favoritos de la isla es Valldemosa. Pueblito de interior con menos de 2.000 habitantes, preciosas vistas a un valle súper verde y mucha historia encabezada por la estancia de Chopin en el invierno de 1838.
Cerca de Valldemosa está Soller. Tanto el pueblo como el puerto valen la pena. Hay un trenecito que te lleva de uno a otro y puede ser algo guai para los peques pero revisad horarios, van cambiando y no son muy frecuentes.
Finalmente, un descubrimiento de este año: el Far de Capdepera. Hacía mal tiempo y no sabíamos qué hacer, encontré este faro y como por arte de magia dejó de llover y pudimos volar un rato el dron.
Las vistas son preciosas y los faros siempre tienen ese nosequé al atardecer que nos encanta.
